Miles de pedazos de mi cuerpo andan escondidos por los rincones. Hay trozos bajo las camas, entre las baldosas, enredados en la hierba seca. Los hay bajo el agua y sobre nuestras cabezas, volando a miles de metros de distancia. Y también los hay en lugares extraños, en camas ajenas, en paises lejanos. Todos desperdigados como migas de pan y todos anhelando el silencio de un reloj parado.
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