diciembre 13, 2010

Loca

Píntame una sonrisa forzada, haz que cada segundo sintigo, sea una vida contigo.

Perdona mis faltas, mis pequeñas faltas; embárcame en algún tipo de abrazo y hazme olvidar, sobre todo eso: olvidar.

Mírame fijamente; mantén la mirada. Busca algo en ella que te responda. ¿Lo encuentras?
No puedo mirarme a mí misma, aunque si lo hiciera sólo encontraría razones para no encontrarte nunca más.

Ya se dio cuenta el poeta hecho canción que "lo importante es lo que está detrás de la piel". Pero, ¿dónde estás tú? Me miro al espejo abriendo la boca buscado un buen ángulo para ver mi interior y encontrarte... pero no te encuentro.

Te busco, pero no te encuentro.

Solo me queda el frescor con sabor a manzana de la única vez que pude robarle un beso a tus labios y no lo hice.

Presente sin pasado, sentada y esperando que la dulce locura me enfrente contra la pared. Pero ya a nadie le importa cómo acabará tu historia.

Love?


Ayer, mientras la incapacidad de descanso ayudaba a mantener mis ojos abiertos, dando rienda suelta a mi mente y pensamientos, llegué a una conclusión sobre mi vida...

Ésta es que no había sido capaz de enamorarme otra vez; ya sea porque no había surgido la persona adecuada o por cualquier otra razón. Pero claro, si me paro un momento a recordar, sí que ha habido ocasión; y más de una... Pero sin embargo, por canguelo o por lo que fuera, no "quise" enamorarme.

Es raro, pero creo que no recuerdo lo que es estar enamorada de otra persona. Estoy enamorada de muchas cosas, pero hace mucho tiempo que no recuerdo ese sentimiento.

No sé si debo preocuparme, ya que quizás, tengo una idea de esto, que ninguna persona será capaz de igualar...

Entonces esto me inquieta,porque no sé si seré capaz de volver a querer a alguien de esa forma, si podré tener esa gran confianza para ser yo, si podré mirar igual...

Hace más o menos, estaba queriendo querer a alguien, creo que incluso lo necesitaba, pero ahora...
Ahora no sé si estoy preparada para ello...

Está claro que en esto del amor nunca se sabe y todo puede pasar. Puede que cruce ante tí la persona con la que pasarás el resto de tu vida y, tú, no dándote cuenta. Pero ahora estoy como ciega; no veo nada o, por lo menos no quiero e, incluso, no me apetece verlo.


octubre 31, 2010

Este septiembre tan enero...



¿Tienes miedo? Nada de todo esto es lógico, pero supongo que eso sí. ¿Quién te iba a decir que tus reacciones iban a ser lo único racional?


No me estoy riendo. Sabes que no.

Nada de esto tiene gracia.

Algo habrá que hacer para seguir adelante, aunque sea más con lo mismo.


Te dejo un rato para encogerte, cubrirte la cara con lo que quieras o hacerte una pelota estática. Pero después empezamos con las patadas para romper la inercia, ¿te parece?


Con un ligero toque y un poquito cuesta abajo, todo caerá por su propio peso y los precipicios se convertirán en montañas rellenándose con toda la mierda de la que tenías razón.


octubre 28, 2010

Past...


Hoy hace nueve años que nos conocimos. Abrimos juntos las puertas a la vida. Vivimos juntos una vida que ya no es la tuya, que ya no es la mía. Y me parece mentira que al cerrar la puerta todo quedase tras los muros del silencio, en el candado que ya nunca se abrirá. El candado en la boca, el candado en la lengua.

Hoy hace nueve años. Pero todo ya es nada.Yo ya soy nada. Y tú eres el tabaco seco que olvidaste en mis cajones. Sólo tabaco, eso me queda. Sólo eso.
I.

Hay un ejército de grillos sobre mi mesilla, un coro de grillos sobrevolando mis sueños, que canta junto a mi almohada con voz breve, de nieve, sin que les duela la garganta, acariciando mi pelo, ya dormida, con los dedos húmedos del aire.

Hay un coro de grillos de canciones tardías que nunca llegan tarde, grillos que beben del dolor en la fuente eterna, en el nombre del amigo muerto, en la verdad bajo las flores como un río ardiendo, como el ritmo ardiendo de un grillo ido, un grillo que sabe la forma de tus ojos. Quemando, como la primavera pulsando las cortezas, dejando atrás las aguas amarillas del otoño, el beso con sabor a manzana sobre tus labios olvidados.

II.

Hay un coro de grillos azules, verdes y blancos, memoria de los colores, de las heridas que cantan sobre el agua, que nunca es oscura. Acaso es tu voz, que me quiebra y me precede. Acaso son tu voz los grillos, abriéndose en la luz que a otra luz lleve, diciendo también el aire, mirando la nieve sin brechas en los ojos. Acaso es tu voz y el canto que se hace en ella. Tu voz en la lluvia cuando todo es invierno; tu voz azul impuro donde duerme la hoja. Tu voz silencio rumoroso, desierto, desconsuelo.

Hay un coro de grillos que bate las alas inmensas sobre la extensión de la herida, el silencio que arde en la raíz del canto, en sus alas transparentes. Los ojos, la noche, la sed que se marcha con los ríos como todo lo que se llevan: el corazón, la lluvia, el peso de las flores. Acaso es tu voz nombrando lo que no es de nadie, sin decir la lluvia, sin que nada advierta tu presencia, el azul manso de la muerte; el beso, el aire sobre tus labios breves.

III.

Hay un coro de grillos dictando tu nombre sin abrasarse las alas, escribiéndolo sobre la tierra, en la luz hermosa, en la humedad del aire. Y su cántico sostiene en la nada lo poco que tenemos, un nombre, tu nombre. Y cosen con hebras de plata tu voz y el frío, lágrimas que siempre regresan azules y duraderas. Y van hollando el camino para que no olvide tu lengua.

Hay un coro de grillos cantando, poniendo nombre a las flores que siempre estuvieron, que siempre están en el ramo que compila esa mano que las toma, y las respira. Acaso es tu voz, la sangre que no has sido, la caída alta y lejana de cada beso. Acaso no es tu canto la forma de su ausencia, el olvido; acaso son tu voz los grillos del camposanto que no escuchan los que perdieron la costumbre de la tierra. No digas por eso la pérdida, este frío sin frío de la nada. No digas el silencio de la llama que dice lo ausente, sin ruido de palabras, sin suelo de amapolas. Acaso eres tú. Acaso es tu voz aprendiendo la música de lo que nunca has sido. Acaso eres tú aprendiendo a cantar cómo mueren las fuentes. Pero dime si la luz es ya otra.

Dime si vuelven tus alas lastimadas a alumbrar la claridad dormida de la sal en la carne. Dime, al menos, si reconocen tus pupilas otra vez el cielo.

IV.

Hay un coro de grillos leves. En la luz, la palabra y el silencio; en la levedad de la inocencia que precede al aliento de las flores. Acaso es tu voz sobre mis párpados, siempre en la sed, desde la lluvia, ligera, y más ligera aún para la muerte. Acaso es tu voz el espejo donde se mira el aire, la levedad, el arco imposible que antes fue frágil; espesor de un silencio que no desciende al nombre del silencio. Acaso tu nombre, acaso los grillos sobre tus labios. Espesor de lo alzado; la levedad, un peso que no sangra. Así tu cántico hondo, la nada soñadora. Así los grillos que azuzan cada noche mi canto.

Hay un ejército de grillos cantando sobre mi mesilla en el papel desgarrado que desvirgaron mis dedos cuando no sabían de su estrofa. Y me gusta escuchar su música porque nunca se me hace tarde, porque nunca llega tarde el canto. Y adivino en tu lengua su métrica, porque ya conoces el aire de otro modo. Acaso es tu voz, que guarda las canciones de mis ojos. Acaso es tu voz salvando el dolor, aunque sea de noche.

Hay... aún...

septiembre 18, 2010

¿Será?

Nunca había jugado al despite sin palanganas. Yo, verán, no sabía esconderme antes de que contaran 100, así que buscaba visibilidad, un sitio donde pudiera depender de mis fuerzas para correr antes que de mi habilidad para cerrar los ojos. No quería sentirme presa y, por eso, era más de cazar.

Pero... ¡ay!, tampoco sabía asustar a los monstruos de mi armario, así que procuraba no tener armarios o, si los tenía, que fueran cómodos. "No es bueno incomodar a los monstruos," me decía. Seguro que a ellos tampoco les gustan las guerras.

Cuando aprendí a enceder las cerillas creí que ya sabía hacer fuego. Siempre me pasa algo así. Un día lancé una piedra y empecé a soñar con fusiles. Al otro, era un paseo en bicicleta o bajar la ventanilla del coche y decirme: "¡Bah! Este mundo se ve a base de dar pedales.

Pero nunca le tuve miedo al mar. Y el respeto se lo concedí estos ultimos años. Será que crecí entre demasiada tierra... o que leí un cuento de Borges que terminaba con un desierto haciendo de laberinto.

En verdad que pocas veces entendí que se puede saborear la madera. Que los miedos van con raíz y hay que sangrar para estirparlos de adentro. Que la risa es lo más importante. Lo más bonito. Más incluso que los gemidos, ese gesto tan recordado. Ese gesto... ay, no quiero pornografiarme en estos momentos. Quería una radiografía con acuarelas. Algo que diga: "No, si yo solo quería suelto para tabaco, pero si hay que tomarse una cerveza..."

Total, que terminé borracha. Y, no se crean, a ratos hasta me siento vieja. Aunque piso la arena y me lo paso como una enana. Pero, a ratos, eso, parece que en cualquier momento me fuera a poner a escribir a mano las cartas que ahora mando vía mail.

Pero qué va. Soy una falsoalarmista. Una pedrolobista. Una exagerametaforas. Una blablabladora. Una tremendimensionista. Una enciendeincendios. Una inseguroquesiqueno.

Vamos, que no me pongo de acuerdo y exagero hasta hacer de todo un pequeño detalle, un delicado gesto, una minima afirmación resolutiva. Y es que entre, la teoría gravitacional y la Mecánica Cuántica, siempre he ido con los más pequeños.

Será que un mechón de pelo me dice más que una larga cabellera.
Que me fijo en la uñas más que en los dedos.
En las pecas ominosas, los lunares contados, el rosa de mejilla sin rubor.
Será que él mide poco más de metro y medio y se diluye como acuarela en celo,
como mancha de grafito con sudor.

Necesario?

Dejarte marchar es duro... pero es necesario.
No sentir tus labios acariciando los míos será horrible... pero necesario.
No soportaré la ausencia de tus manos calientes en las mías... pero es necesario.
Echaré de menos tu aliento en mi cuello... pero es necesario.
Me volveré loca recordando tu piel... pero es necesario.
Faltando tú, pelearé y lloraré con la almohada... pero es necesario.
Gritaré tu nombre con la boca de mi estómago... pero es necesario.
Viviré tres meses de libertad fingida... pero es necesario...


Feb25 - Sep28...


septiembre 14, 2010

¿Error o acierto?




El tiempo del error es un segundo. Después, puedes dedicar media vida a repararlo. Pero, ¿de verdad merece la pena que todo penda de un hilo?

Quizá el quid de la cuestión está en que no merece la pena dedicar la vida a subsanar un error que nadie quiere corregir, porque pierdes el tiempo. Y si todo pende de un hilo, que sea la vida la que se balancea en el extremo. Así nunca podremos decir que no vivimos intensamente.

Porque lo que merece la pena en esta vida es vivirla, no llorarla. Y, aunque a veces un error puede tener un coste muy alto, no puedes subordinar tu vida a él. El tiempo pone todo en su sitio, por algo se dice que es él quien baraja las cartas y nosotros quienes jugamos. ¡Hagan juego, señores! Y no apuesten su vida a una sola carta.

=_0 !!!

Despedidas...

Me ha llamado. Escribí mi teléfono tras la foto que le dejé en casa y me ha llamado. Quiere que echemos un último polvo. Que vayamos a un hotel y pasemos la noche juntos. Y después, que desaparezca para siempre de su vida. Me ha preguntado: '¿Crees que podrías hacerlo?'.


Todos podemos olvidar lo que sentimos por alguien. Él se va, te deja con todo y, cuando piensa en volver, eres tú la que ya no siente nada. Parece fácil. Es como cuando se muere alguien: con el paso de los años, olvidas y, cuando quieres darte cuenta te encuentras haciendo fuerza para recordar cómo era su cara. Cuando dejas de querer es igual. Se muere un trocito de tu memoria y de tus sentimientos.

septiembre 13, 2010

Rover




Tú eres todos los motivos por los que todavía te espero.

junio 25, 2010

Querido Diario...



Llevo desde ayer encerrada en esta habitación. Creo que es domingo. Llueve en mi ventana. El árbol se mueve. Suena "Jolene" de Dolly Parton. Hay gente a la que le molesta que no escriba ni una sola coma. Me da igual. Hay gente que copia mis textos secretos. Hay madres que se cuelan en mi armario y leen este diario. Creen comprenderlo. Qué más da.

En mi mesa el manual de DM-IV. Trato de ingerir una dosis de Cocacola Light, otra de Risketos y otra de Salud Mental. En mi mesa, el último número de Quo, el rotulador amarillo eléctrico con el que subrayo todo aquello que no entiendo. En mi mesa Cafiaspirina, crema Nivea, otra lata vacía de Monster y unos folios en blanco. En mi mesa, todo eso y el libro de Melissa P., Cien Cepilladas Antes de Dormir, recordándome que el tiempo pasa y que ya no tengo quince años.

Mi foto, mi cara mojada y triste al lado de la de Félix Francisco Casanova: dentro de tres meses cumplirás ventiseis años. Tu cara, prologando las desgracias de Arfin. Prologando su mirada inocentemente punk. Se acaba la canción. Vuelvo a Spotify y pincho otra vez. Jolene, jolene... Abro Hotmail, mi chico me dice que una hora me llamará. Abro mi blog, tengo un comentario de Humbert Humbert. Abro mi blog. Lo vuelvo a abrir. Domingo veinte de junio. Hace tres días mi blog cumplió once años. Recuerdo. Lo empecé antes de irme a vivir al DF. Terminaba cuarto de ESO y empezaba a publicar mis poemas en revistas on-line. Revistas pequeñas de las que nadie se acuerda. [Silencio. Repeat. Jolene, Jolene...]

Era pequeña. Me parecía demasiado a lo que no soy ahora. Quería ser una especie de Lesley Arfin con aires de Valente. Quería ser una especie de Bukowski con aires de Nothomb. Quería, querido diario, encontrar a alguien, de entre todos los que habitaban esta maldita Red, que entendiera lo que decía y me escuchara. Eso. Eso. Así. Pero tenía quince años. Pero tenía quince años infieles y hacía el amor con cualquiera que me dedicara un dibujo feo en alguna de las calles sucias de Nice La Pute. Jolene, ¿Jolene?.

En mi mesa Lesley Arfin me recuerda que tampoco tuve amigas. Y que no hace falta irse muy lejos para encontrar Literatura. De hecho, querido, queridísimo diario. La cita que aquí dejo la escribió la propia Arfin con apenas 12 años. Su joven entraña. Su pequeña entraña drogadicta. Su pequeño sufrimiento que era un mundo. Lluvioso. Qué más da. Y las comas. Y la infancia. Y este blog. Y este diario. Y esta cara triste sobre mi escritorio. Y este cuerpo viejo. Joder. ¿Qué mas dan?


La guerra acaba de terminar en el mundo.
Acaba de comenzar en mi vida.
Lesley Arfin


K-Lifornication




Desde que estoy enganchada a la serie Californication, gracias a la recomendación de J.S., (el de la foto), sólo pienso en Hank Moody. O en Charles Bukowski. O en Fante. O en Bret Easton Ellis. Sobre todo en él. Bret Ellis. Y al fin he comenzado a leer Lunar Park, ese libro que compré en "La Central" cuando aún hacía frío (...y es que ya no hace frío, pienso). Hace meses. Cualquier tarde de café y cigarrillo en Portales de Tlax.

De Californication aprendo que los tarados no están sólo aquí. Están en todas partes y que ante ellos, como hace Hank Moody, sólo dan ganas de sacarse la cabeza. Una historia irónica sobre los círculos literarios y editoriales. Pornografía. Rock. Drama. ¿Qué es la literatura al fin y al cabo? Y cito a Ellis: pero un miembro del consejo editorial arguyó: si hay un público para una novela de zombis y cocainómanos, pues se publica como sea y punto. Una excusa, de algunos, para vivir del cuento.

=)

Rimbaud




A veces siento las Iluminaciones y vuelvo a leer el infierno de Rimbaud. Una vez me gustó Rimbaud, recuerdo. Otra vez: odié sus manos retorcidas sobre el papel. Gallimard, 1960. Amarillento. Sucio. Pero esto es 2010 y engullo un trozo de carne de rata mientras debatimos, poco hambrientos, sobre el futuro de la literatura. Alejémonos de los que nos hacen daño. Pienso. Alejémonos de todos ellos.


junio 24, 2010

Palabra

Escribo coger. Escribir coger es más divertido que escribir poema. A veces los poemas se escriben cogiendo, simplemente, cogiendo. Otras veces ni se coge ni se escribe, pero se leen fragmentos de otros libros que te hacen sentir lo mismo: eso del abdomen. Ese temblor de rodillas. Eso del pecho. Leo a Mariano Peyrou. Leo: Temperatura voz y caliento mis cuerdas vocales con su último poemario, recién comprado en la caseta de Pre-textos. Leo: pero de todas las palabras del día sólo una es voz. Escribo: anarchy. Escribo: poetry. Releo sin vergüenza los cuadernos de otro tiempo.

Y déjame decirte que He encontrado el infinito enterrado en nuestras uñas.

Mis zapatillas huelen a sexo.

=)
"Soy mujer. Supongo que debo ser débil. Al menos, me enseñaron a serlo. Me dijeron "no comas tanto chocolate y péinate con apariencia casual. He visto unos pantalones en Zara que te quedarían de maravilla. Te quedarían de maravilla si te bajases una talla".

Tengo dos tetas y una lengua que chupará tantos sexos como me lo pidan. No te enamores de mí. No te lo he pedido. Yo sólo quiero chuparte hasta afilarte como llave. Hasta que las puertas que tenía cerradas por ser mujer, se me abran.

Te chuparé el sexo. Te sacaré la sangre. Haré vudú con tu sombra. En realidad no me gustas, nunca me has gustado. Podría casarme con cualquier príncipe azul. Podría, pero lo que me interesa es el sexo oral y que se abran esas puertas. Seré la mujer que deseabas. La mujer que te va a expulsar de donde estás ahora. Si no me dejas dominar el mundo, al menos, quiero estar cerca de la palanca que lo destruya."


Me quedo con esto, con esta metáfora central sobre las puertas cerradas de este mundo. Porque sé que existen y que sólo podemos abrirlas a patadas.

=)


Educación SeXxXual

Soy una guarra, una zorra y una sucia. Salgo a la calle y lo mismo me tiro a un señor de mediana edad, que a un bombero, que a un vigilante de Six Flags. Todo me viene dado por la educación que he recibido y es que, desde pequeña he sido aficionada a beberme todas las guías de educación sexual que caían en mis manos.

Al principio se trataba de evitar que el primer desalmado que pasara por la calle me hiciera algún daño, pero la cosa se fue complicando cuando comencé a darme cuenta de que todos aquellos dibujos de aparatos reproductores masculinos y femeninos me ponían. Me ponían mucho. Era ver un endometrio, unas trompas de falopio o un útero y ponerme cachonda como nadie. Lo mismo me sucedía viendo un escroto, una próstata o el orificio uretral de un pene.

Sé que hay gente que se masturba viendo pelis porno en la computadora, pero mi caso es bien distinto, para excitarme no hay nada mejor que una buena guía de educación sexual en la que se hable de la contracepción, de la píldora del día después, del uso del preservativo y de las diversas enfermedades de transmisión sexual. Si es que... es ponerme a escribir sobre el tema y necesitar una ducha fría que me tranquilice.

=)

junio 23, 2010

Detalles XD

Impresionante cómo encontramos, conocemos y apartamos a personas en determinado momento de nuestra vida y cuando volvemos a tener noticias de ellos, nos damos cuenta que se han quedado donde los dejamos.

Cuento esto porque hace un tiempo conocí a una persona obsesionada (sin exagerar) con conocerme... se hizo amigo de una de mis mejores amigas y, cuando, por uno u otro motivo, me alejé una temporada de la matrix y regresé por fin... me encontré con una serie de reclamaciones suyas sobre por qué me había desapatrecido así por qué sí.

(Sobra decir que me causó mucha extrañeza y colmó con una buena carcajada la sola imagen mental que me brindó ese chico: un extraño reclamándome haber desparecido para hacer mi vida =S)

Después de ello, vinieron muchos otros sucesos... por ánimos de mi amiga decidí amistarme virtualmente con él... esto significa: chatear y punto. Y resultó con que el chico se obsesionó y de eso ha pasado ya un año... y sigue haciendo perfiles míos con fotos diversas, tratando de firmar éste blog EVA HUNTER y el de SHOWMANCE... y de no tenerlo blooqueado en el correo, muchos mails en mi bandeja de entrada.

Cabe destacar que me hace llegar fotos, escritos, cartas donde expresa abiertamente sentimientos, emociones que cree correspondidas...

A ver, mis queridos lectores, ustedes que me hacen llegar sus mails cada semana, les pido hoy una opinión que juró haré pública:

Si uno se mantiene silente (porque nos es indiferente) respecto a las acciones de alguien en particular, si uno no contesta mensajes, mails, cartas, llamadas, comentarios, firmas y todo lo que la internet proporcione facilidad de accesar, si pese a que esa persona no significó ni significa nada (porque es un completo extraño que nos lee y no más) y no lo tenemos presnete (por obvias razones (yo no tengo en la mente al cartero y eso que comúnmente me va a dejar mis recibos de cuenta a casa y nos saludamos) y pese a esa total indiferencia, la otra persona piensa, cree, asegura, imagina que nuestros escritos son secretamente dedicados para él... (como si uno no se enamorara, no amara, no tuviera pareja... y aprovecho para dar gracias a mi fuente de inspiración para cada entrada en el blog... mi "Humbert", que ha sido el mismo y el único para mí los últimos ocho años=) ) ¿Qué hacer? ¿dónde está el límite de la salud mental?

Bueno, mis queridos lectores... no me gusta referirme a ustedes pero en esta ocasión con agrado y agradecimiento los menciono... no quiero desposeer este blog de esa completa impersonalidad que ustedes tanto agradecen... (la agradecida soy yo, en realidad... a ustedes).

PS. Si quieren datos del acosador... y las pruebas... mails, capturas de pantalla, etc... envíen un mail, como siempre, con sugerencias y ayúdenme a decidir si eso se hace público... =) En realidad lo tomo a broma... jaja. Y bueno, agradezco a quien me hace llegar seguido cualquier información respecto a mí que no haya subido yo =)

junio 18, 2010

Votos...



Perdona amor por mi retraso.
Sé que fui trueno perezoso.
Me demoré inconsciente
sin advertir tu marcha.

Te convertiste en relámpago,
ansioso de sentir, de vivir.
Sé que miraste atrás,
pero la inercia no te dejó frenar.

He seguido tus huellas a través del tiempo,
a través de todos los cuerpos que he habitado.
Te he buscado en cada época,
en cada ser que he conocido,
esperando que el roce de la existencia
apaciguara tu avance.

Grité cada mañana tu nombre,
pero la eternidad me devolvía cruel
el eco de mis lamentos.

Cada vez que me hice carne
grabé a fuego en mi inconsciente humano
tu imagen.

En mis periplos mundanos,
sin saberlo,
te seguí buscando.

Ahora, por fin te he encontrado:

Mi amigo.
Mi yo...
Mi hermano.
Mi amor...

Hablas... y oigo mis palabras.
Pienso tus anhelos,
fragmentando el espejo en que te miro,
en que miro.

Rozo el vello de tu cuello con mis dedos
y tu escalofrío me estremece.
Te abrazo y gozo.
Egocéntrica de ti.

Autófaga te devoro.
Aborigen de tu alma,
fundida,
desleído mi cuerpo
con la miel de tus humores.

Fuera de tus estancias,
el silencio atronador de la nada.
Así que me refugio en ti,
recojo tus lágrimas en el mar de mi pena
...tus risas en mi contento.

Coso nuestras pieles con hilo de certezas
y agujas de vivencias:
las tuyas,
las mías,
las nuestras.

Altero el fluir de mis venas
para seguir a tus arterias,
sincopando,
desmenuzándose hasta ser polvo
que se cuele por tus poros.

Inspiro.... y expiro tu aliento.
Muriendo brevemente en tu letargo.

Y cuando despiertas,
amanezco,
viendo en tus ojos el sol
que se asoma por la ventana que miras.

Y cuando despiertas,
amanezco,
viendo en tus ojos el sol
que se asoma por la ventana que miras.

Piensas y sé.
Dudas y desconozco.

Las dos partes separadas
en la nube del tiempo primigenio,
antes, incluso, de que hubiera cuerpos,
unidas están de nuevo
en catarsis de cenizas renacidas.

Ya no... tú y yo.
Al fin... otra vez....
NOSOTROS.


28/03/2010 - Actualidad.



junio 09, 2010

Diálogo

- Quizás regrese...
-Puede ser...
-Le gustó mucho el brazalete, ¿no es así?
-Sí... eso parece.
-Y bueno, te abrazó... eso ya es algo, ¿no?
-Eso es lo que no me explico... ¿por qué me hace sentir dichoso para luego largarse a los brazos del asqueroso Francés?
-Pues es que así son las mujeres...
-Desearía tanto odiarla!
-Ja... sabes que no es posible.
-Y no quiero.
-Exactamente. No quieres odiarla porque la amas.
-Y la necesito.
-Entiendo. Entonces, vamos a buscarla. Esta noche. Tú y yo. Juntos.
-No. No tiene caso. Definitivamente debe estar con Él. Entregándose a sus manos y a su cuerpo mientras que yo platico contigo, además me dijo mi amiga Cristina que no la buscara porque asi le va a doler más a ella.
-¿Deseas lastimarla?
-Puedo hacerlo.
-Pero no lo harás porque la amas.
-La QUIERO. Si la amara, ella estaría en mis brazos y platicando conmigo, no con el repugnante Francés. Imagínanos platicando de la mano mientras que le damos de comer a las aves, o caminamos entre las calles vacías.
-Tierno...
-Imposible.
-Más bien irreal. Yo digo que SÍ regresa... pude ver algo en sus ojos.
-Alguna basurilla...
-No me refiero a eso! No... Lo que pasa es que no te fijas en esos detalles y es lo que se me hace raro. Puedes arreglar muchas cosas si te enfocas bien y te fijas, pero no puedes ver que la chica te mirabas de manera muy tierna.
-No me digas eso...
-Lo apuesto.
-Mejor no me digas nada.
-Entonces me retiro.
-No vemos, cerebro.
-Adiós, corazón.

mayo 20, 2010

No mentiras...


-No bueno, no te voy a mentir-.

Decirte que este lugar con demasiada vida me llena sin siquiera recordar tu rostro. No, yo no te voy a mentir. Decir muchas cosas que a las tres con quince me hacen feliz, doliéndome desde dentro la insistencia famélica. Ser incoherente entonces al decir, “sí, sí, hoy mismo soy más puta, alcohólica y perdida, al día que te conocí”.

Pero no pienso en mentirte.
Más bien aseguro mis labios, justo en el lugar que ocupan en mi rostro, es necesario amarrarlos con cuerdas que no provengan de tus cabellos.

Y esta mañana pensaba en escribirte algo más alegre, tal vez “aquí, todo el tiempo huele a cerezas y a lluvia…” o “siempre tropiezo con tus pies en las esquinas verdes y diminutas de este lugar…”

Escribirte algo,
que dejara ver mi estupida manera de venerar tu ausencia, de estar tendida en suelo haciendo el teatro continuo, con los mismos ojos que ya sabes de memoria, demostrar la debilidad de mi piel a tus minutos fugaces. Y no lo quise así. Decidí plantarme en este mismo café (de las seis de la tarde), cruzar la pierna sobre la otra con botas azules, pintarme los labios, mientras sentía los flujos extranjeros y sonrisas dadivosas, sentarme en la mesa de madera en la esquina, sacar la hoja descuidada,
un bolígrafo, cualquier bolígrafo, escribirte:

No te mentiré: Te extraño, pero no te necesito.

mayo 02, 2010

Hola?


Yo sé, probablemente nunca entiendas muy bien lo que te cuento ahora. Esta tarde es extensa, y muy gris, y casi tan larga como este camino que caminamos. Es fría, y en la piel se siente un placer como tartamudo, como por puntadas en todo el cuerpo, parece darse y no darse. Esta tarde tiene mucha música de fondo que la describe y que duele un poco, a veces entonces también te amontono junto con todos los instrumentos. Me he mordido mucho los labios viendo a través de la rendija la sombra magna de los árboles a la luz del sol, que ya es luz de luna.

¿Te he hablado alguna vez de mi pasión por los árboles? Estoy segura de haberlo mencionado en cierta ocasión. Estoy segura de que me habrás visto ya entre tu mente abriendo la boca redonda ante un árbol. Eso soy. Tengo una multitud dentro mío, todos queriendo decirte algo. Comenzará alguien por hablarte de toda la melancolía que se escurre en este lugar, o visiones de un país lejano al que no he podido llegar, quién sabe por qué razones sempiternas que supongo nunca entenderé. Y hay invitaciones para ti, te dicen: Vayamos a vivir a Arabia, y seremos de un color carmín feliz. No imagino tus respuestas, más bien, veo exactamente tus silencios. Son de un estilo “piano” y te hieren con arte.

No puedo hablarte ya más sobre mis vicios a esta hora, el alcohol o las hierbas, porque al fin y al cabo sé que conoces bien la mordedura de mi alma indómita, conoces y te haces infeliz, como si fuese yo, algo que duele. Y tengo la intención de hablarte sobre el nuevo libro que estoy leyendo y la magistral crueldad del narrador, que me hace recordarte a deshoras, pero recuerdo y termino por gritar hasta romperme la voz. Eso, yo pienso, te hará llorar entre sonrisas. Algo muy de ti, o de tus desordenes anímicos.

Cómo contarte de la coherencia de mi vida, sin modificar las situaciones típicas de mi esquizofrenia, y no decir lo que hago para que no sientas que me pierdes de nuevo, y de nuevo otra vez. No. Porque me viene de bajada, la imagen oblicua de mi cuerpo en la estación y mi boca gesticulando un “adiós. Pero no me voy”, y tú huyendo a cualquier lugar que no te permita ver la despedida continua. O tal vez, una única intención tuya de hacerme ver lo poco que es importante para ti mi partida.

Hay tanta maraña en mi cabeza esta tarde. Que podría comerme a todo el mundo y no tener sabores. Que incluso podría llamarte y sólo poder decir, la única palabra que entiendo desde el día que te conocí. Pero y qué más dan las letras, si yo sé que es tan probable que no hayas entendido nada de lo que te he contado ahora…

abril 27, 2010

Despedida...


Apareció mientras rezaba hincada frente a tu imagen crucificada. Tú nunca bajaste y él me raptó mientras su lengua lasciva alababa mi oído. Me mojé, con la suavidad de su voz, con la turbiedad de sus palabras. Temblé de miedo. Sus manos se deslizaban voluptuosamente por todo mi cuerpo y me arrinconó violentamente contra el confesionario. Desvanecí entre el vigor de sus brazos. Miraba tu cruz mientras él lamía mi rostro bañado en lágrimas saladas.

Froté mi pelvis contra la sangre que hinchaba su miembro y él reaccionó llevando mis pezones a su boca, succionando de ellos profanamente. Su crueldad refinada me confundía entre espasmos de dolor y placer. No deseaba otra cosa más que ser poseída en ese mismo instante. Las velas de tu iglesia destellaron en el momento justo en que empuñó su espada flamígera conquistando el territorio húmedo de mis entrañas. Meneándose dentro de mí al ritmo de su respiración, de mí respiración, de nuestros gemidos perennes. Me mostró la eternidad de su pasión iracunda. Sus deseos de existir en los más hondo de mis cimientos, de no soltarme nunca y que tú nos vieras. Fui instrumento de su venganza y a cambió me regaló el placer de su belleza carnal y la invaluable existencia de mi conciencia: El poder sobrenatural de ser mujer y deidad.

La brevedad de cada tregua servía para que él revelara a mi oído los misterios más inaccesibles para después seducirme de nuevo con los pecados más sublimes y obscenos. Mis latidos se expandieron por todo mi ser hasta llevarme al borde de la locura. Él rozaba su lengua en mi ombligo y bajaba lentamente a beber del origen de todas mis descargas para luego embestirme una vez más, otra vez y otra vez...

Nuestras lenguas se acariciaron embriagándose del sabor de cada beso inagotable, a veces suave, a veces desgarrador y despiadado hasta dejarme los labios gastados. Nuestras siluetas se hicieron una y el contorno era trazado por destellos sutiles que nos hechizaban la piel. Su fragancia de ángel caído trastornaba mi olfato y mis pupilas dilatadas estaban llenas del reto tentador de su mirada lujuriosa. Nuestro incesante calor desnudó e hizo bailar a todas las vírgenes de tu templo. Mi pasión exacerbada se retroalimentaba de la suya hasta que ambos sucumbimos al letargo inevitable.

Desperté en la hoguera.

No rezaré, no imploraré, no aceptaré un "pacto con el Diablo" para fingir arrepentimiento ¡pues no hay pesar interno! Elegir mi combustión pública es igual de doloroso que preferir una vida de la cual ya tengo antecedentes: perseguida, humillada, despojada, sometida a las más descabelladas flagelaciones, siendo siempre el símbolo del pecado, inspiradora de temor y conspiradora contra la decencia y los dogmas ciegos de tu rebaño. No rezaré por la salvación de mi alma mientras ardo en llamas, mientras mi piel se ampolla, se desprende, se consume. No rezaré mientras mis ojos se vacían como un río de lava. No rezaré.

¿Es preciso pedirte ayuda para que vengas cuando se supone tu omnipresencia? ¿A qué huele la ofrenda de mi cuerpo mientras se quema a nombre tuyo Jesús? ¿Escuchaste el grito silencioso de mis poros calcinados? ¿Tu voluntad acaso? ¿Soy ejemplo de castigo? ¿Cuál fue mi falta? ¡Dímelo tú!

¿Por qué reprocharme así cuando tu mismo quisiste ser un repaso melancólico de mi memoria? Quédate así, como una imagen clavada en una cruz, pintada en un muro, tallada en madera, modelada en barro. Quédate en las eternas oraciones de tus fieles creyentes. Quédate en los santuarios, las capillas y las abadías erigidas para satisfacer tu alarde mesiánico.

Quédate sin saber nunca la diferencia entre el desamparado dolor que tú dejaste en mi corazón y el delicioso dolor que el Diablo dejó entre mis piernas.



Silente...




Ningún sitio
(de mi
cuerpo)
te recuerda...

Eres memoria
perdida
(_en mí_)

Y mi piel
(hilarante)
reniega de
tu mirada.

Ya tu halo
fue
extirpado
y tu huella
Yace muerta
en los
_preámbulos_
de mí risa...

No regreses.
Sigue tu rumbo
de asombro
y
hastío...

Piérdete
(repentino)

Absoluto...
Sé ausente
de mí historia.

Deja...
rozar
otro aliento.

(otro intento)

Que se
extinga ...
_en_
esta
_Aurora_Boreal_
que
(Reviste) eterna.

No quiero
(resucitar)
_más_
en tu boca

No volveré
a trascender
(mi imagen)
en tus manos

Avanza
(sin
_mirar_
atrás)

No viertas
(mis pétalos)
como guía...

No seguiré
tu savia
que los
(impregna)

Déjame...
(de
_una_
vez)

Ser...

Indeleble figura
(viva)
_turgente_

(Sobre tus
Cenizas)


...



(Silente)

abril 20, 2010

Brujita... JosBroony (II)





Érase una vez (bonita forma de empezar...) una brujita que agazapada al lado de su escoba Justificar a ambos ladoslloraba porque no podía volar =( Se le agotaron las fuerzas y, su gran escoba regalada por sus prodigiosos maestro, necesitaba de su magia, su libertad de antaño para poder emprender la marcha...

Había cometido el gran pecado por excelencia de las brujas... se había enamorado de un hechicero del tres al cuarto que no haría más que entorpecerle en su aprendizaje de la vida... Lo amaba locamente, más, incluso, que a su propio don, que a su linaje y futuro como bruja entre las brujas...

Sus facciones duras y la oscuridad de sus cabellos pronto dieron paso a una mirada dulce y tierna impregnada de una tez castaña que le auguraban la pérdida de sus poderes, de su casa, de su razón de ser... precipitada a la nada, pues jamás soportaría vivir como ellos, su sangre acabaría rechazándola y ni el mismisimo rey de los vampiros podría absorber su veneno.

Ella ya había elegido:, prefería morir a no tenerlo... y cuál fue su sorpresa cuando, ante la elección, su querido hechicero anduvo en el camino contrario, hacia los suyos, sin tan solo una mirada atrás... dejando que las palabras de amor se escaparan en un suspiro... =(

Le quedaron fuerzas para un único conjuro más... así que utilizó todo su poder para crear una gran burbuja indestructible en la que como un gran tesoro depositó su pequeño corazón hecho pedazos... Se lo dió en ofrenda a los zombies de la noche que lo engulleron sin ningún prejuicio ni miramiento. Así, que ahora era una no - bruja sin corazón.

De repente una gran llama de luz se abalanzó sobre ella y la convirtió en la bruja más poderosa del universo entero. El mal le dió aquello que el bien le había quitado, y cambió la pureza del amor por el odio más profundo. Sembraba el terror por allí donde pisaba, lanzando conjuros y envolviendo a todos con su crueldad. Pero nada la compensaba, nada podía desgarrar de su alma aquella angustia que la ahogaba impidiendole respirar con normalidad, porque sin corazón solo era un saco de huesos encorbado impreganada de tristeza, vieja y fea.

Un día, mientras miraba su bola mágica y trajinaba en su cabeza la forma de hacer más daño, lo vió a él, feliz, vivo y pensó... "pero si no tengo corazón, por qué lloro..?" Pero no podía parar, le seguía amando y odiando por su marcha... Aún así, el primer amor siempre puede más que nada de lo que pudiera acaecer después! Se pregunta si solo es posible amar de verdad una vez y lo demás tan solo son rastrojos, vendas tratando de curar las heridas incurables al fin y al cabo... Y cada nueva vez que nos proponemos amar no es más que un intento de encontrar el reflejo del hechicero, sus ojos, sus gestos, disfrazar la realidad...

En sus divagaciones su alma se enterneció mientras lo miraba atentamente, atónita, y en un pequeño giro de su delicada muñeca sembró el bien y la felicidad en todos aquellos rincones donde dejó que su rencor irrumpiera...

En ese mismo momento sus poderes desaparecieron, empezó a jadear en el gran esperpento que debía llevarla a la muerte... pero nuestros propios demonios son más fuertes que la muerte misma, así que en pago a su ofrenda de bondad el infierno la condenó a vivir en una pequeña burbuja desde la que tan solo podría ver el reflejo de su querido hechicero, de su vida feliz, sus devaneos con mujeres, su boda... recordándole segundo a segundo, día a día, que no era suyo, que tan siquiera ella formaba parte de su memoria, tan solo una bruja.

El hechicero envejeció año tras año, y ni tan solo una vez repitió el nombre de la brujita ni la recordó, lo que aumentaba el desasosiego del alma en pena que lo miraba desde el otro lado. Hasta que un día la muerte alcanzó también al hechicero en la oscuridad de la noche... Sus ojos se fueron entornando lentamente y su rostro comenzó a tomar un cariz de felicidad, dibujando una leve sonrisa mientras susurraba a la nada: "Te quiero brujita".

Entonces ella lo comprendió todo y deseó tanto la muerte que el bien se la regaló para que pudieran ser en el más allá aquello que no fueron en vida.

Fin de la historia...



20.04.2010

abril 15, 2010

...




Con el despertar sexual, mi mente se nubló. Quizás antes que ninguna otra, pensaba en rozarme con alguno de aquellos que sobrevolaban mi imaginación. Aún así, siempre fui cauta. Siempre esperando impaciente desde mi gruta, el momento perfecto. La víctima perfecta. La situación perfecta.

Creo que tuve varios despertares, varios momentos en mi vida en los que me daba cuenta por parpadeantes instantes, que el sexo existía, estaba ahí y yo era un claro objeto de él. Todos somos objetos del sexo. Todos.

Qué desangelada se queda la escena cuando no hay tensión sexual. Cuando no hay conflicto sexual, cuando no hay una tensión sexual no resuelta. Así empiezan los problemas. Cuando le miras y sólo quieres volver a mirarle teniéndolo todo para ti. Única y exclusivamente para ti. Porque el sexo es en sí, muy egoísta.

Su piel: para mí

Sus manos: para mí

Sus ojos: clavados en mí

Todo: para mí


Todo.


Me doy cuenta ahora de lo que cambió la concepción que tenía de mis esporádicos encuentros sexuales con aquel o con aquel otro. De necesitar amar para poder tocar, aunque con mucho miedo, a morder y gemir en compañía de un nuevo amante del que sólo sabía su nombre y sus ganas de mí.

Pero no es tan sencillo, y menos si eres una Lolita. Todo, siempre, acaba significando algo. Y quieres saber más, conocerle más. Te dejas poseer, todo a cambio de un par de palabras, de un par de mensajes escritos en una servilleta para tratar de tenerte ahí, de no tener que prescindir de ti, porque saben que tú, no serás capaz de decir que no. Te dejas utilizar y te escudas en la supuesta posibilidad de que te quiera, ese mínimo necesario para que, casi sin darse cuenta, le apetezca dormir pecho contra espalda y sin sábanas de por medio.

Todo es demasiado extraño ahora. Y lo era mucho más antes.

Ayer, con cada ínfimo acto de posesión, como un roce de manos, me iba olvidando un poco más de ti. Hasta que decidí despedirme de ti definitivamente, desnudándole a él. Todo fue excesivamente fácil. Ahora se acaba de marchar. Después de haberme besado hasta la saciedad. Después de haberme roto por dentro contigo y de haberme reconstruido de nuevo en él. Sin tan siquiera haberse dado cuenta, consiguió lo que no fui capaz de hacer yo sola. Poner un nuevo punto y aparte.

abril 13, 2010

JosBroony





Resucito. Abro los ojos. Y de repente, soy de cristal. Noto que cualquier movimiento brusco puede estropearme.

Humbert, detrás de la puerta entreabierta, como siempre, espía incansable. Y creo que por primera vez es sincero cuando dice que nunca fui una más. Soy su espina más dulce. La más estropeada. Pero por la que siente más debilidad. Y yo, ahora, me considero la más ensangrentada y harapienta. Una Lolita que vaga y se tropieza. Pero que no quiere retornar a él. Aunque siempre estará en él. Muerta. En él.

Le dejo atrás y sigo caminando. Salgo de la habitación. Me cruzo con un espejo. Y mi reflejo es ella, la vibrante Eva. La alcóholica de venganza y drama.

Sé que la solución para escapar de este laberinto de pasados no es acercarme a esta asesina, a esta exageración de mi "yo" más jodido e infernal. Sino esperar a la cordura. Que también aguarda detrás de las puertas, pero siempre alejada de Humbert. Y de ella.

Por eso rompo el espejo. Le digo adiós, mientras su imagen se quiebra en cien pedazos. Un pedazo por cada día de negritud y presión desbocada en el estómago. Y entonces empiezo a vomitar y a llorar descontrolada, porque nunca me había sentido tan liberada de pesos innecesarios. Y todo lo suelto. Porque quiero vaciarme. No quiero más almas errantes aprisionando mis entrañas.

En el fondo, la cordura siempre estuvo conmigo. Miedosa de salir inerte de la trifulca de personalidades. Pero ahora que es mi aliada, la quebradiza soy yo.

Porque lo que más miedo da, no es perder definitivamente a Eva, ni a Humbert. Es perderme a mí.

Y perder a mi alterego, que ha venido para quedarse; que ha venido para abrazarme cuando no siento ni quiero sentir; que ha venido a por mí y por mí. Y yo no puedo hacer otra cosa que desearla y besarla. Sentirla. Y volver a ser Lolita. La más impura y la más deseosa de caer en los abismos, pero sólo con ella. Con mi chica. Con la chica que me salvó sin darse cuenta.


abril 12, 2010

Zanahoria




Te acercas con la intención de pedirme un nuevo salto mortal, pero ya no puedo: estoy demasiado lejos del alambre y sólo te ofrezco palabras sueltas, en caída libre. Mientras, tus manos arden despacio, como un sol de medianoche.
No me había fijado hasta hace un momento, pero hay papeles firmados en todos los rincones de tu beso panorámico.
Más tarde, la oscuridad de un taxi a las cuatro de la madrugada, en el camino de vuelta hacia un territorio completamente nuevo y desconocido, las calles fugaces y los semáforos como una tregua. Una media sonrisa que se dibuja sobre el mantel, las sombras chinescas de tus manos al pronunciar los verbos más ocultos. Y, en el último acto, amaneces apoyado en la ventana, observándome, ajeno al ruido de la calle y la vida latiendo ahí fuera. Es entonces cuando siento algo que tal vez pudiera transmitirte: girar en torno a ti nunca es hogar, sino flores marchitándose en un cenicero que se aleja a la deriva.

marzo 26, 2010

Marte...

Sigue siendo jodidamente difícil descifrarte. Y me has enganchado, porque odio los misterios sin resolver.

Y lo peor es que no soy una escéptica. Sino que prefiero pensar en el mundo mágico. En tu mundo de locura y perversión, lo hago mío y me convenzo de que yo siempre he estado ahí. En realidad a ti te gusta. Siempre me abres la puerta. Y los ojos. Y parece que me quieres tragar con la mirada cuando decido situarme encima de tu cuerpo. Y tus escamas se vuelven suaves para no rozarme la piel. Para mantenerla intacta después del contacto. Para que no sufra. Para darme placer. Para alimentarme de ti.

Hoy eres arisco, atractivo e inhumano. Y no hay nada más que pueda coincidir tanto con mi sociopatía innata. Has dado con una nínfula enrevesada, malpensada, sucia y terrorífica. Has encontrado tu medicamento en tu propio terreno. Llegué, sin más. Te descubrí, sin menos.

¿Quién sino tendría la desfachatez de crear a una pervertida nínfula? Una niña que descubriría su cuerpo pensando en su creador...

Tanto los lunáticos como los marcianos, solo sabemos odiar. Un acto de ultraviolencia que excita… Por eso tomamos la democrática decisión de pegarnos en incontrolables noches de sexo y vicio. Pero la hemos jodido. Y tu cuerpo muerto pesa más de lo que puedo soportar. Te necesito vivo. Activo. Consciente de tu cuerpo. Consciente también del mío.

Supongo que quiero decir que prefiero que me mates, antes de matarte yo aquí arriba y ahí abajo.

marzo 24, 2010

+RIP+

Soltaste mi mano para permitir que caminara sola.
Liberaste mi corazón para que aprendiera a amar.
Permististe que cayera para que me levantara sin ayuda.
Permitiste que me hirieran para que aprendiera del dolor.
Callaste para que aprendiera a escuchar el silencio.
Me abandonaste para que aprendiera el placer de la soledad.
Llenaste de tristeza mi corazón y de fuerza mi ser.
Y, por extrañarte, me diste el mejor premio: tu recuerdo.
Y te agradezco porque, al irte, tu fuerza se quedó en mí.
Aunque con tu partida aprendí que en la oscuridad está la belleza.
No puedo negar que mi alma te extraña con dolor.
Que no hago más que desear que vuelvas a mi lado.
Yo sé que no puedo pedirle a la vida que te traiga conmigo.
Y tampoco le puedo perdir a la muerte que te regrese a tu hogar.
Sólo me queda despertar de esta pesadilla que llaman vida.
Para poder estar por toda la eternidad a tu lado.
Mientras mi día llega, sólo te pido que me acompañes.
Que tu alma me de la fuerza necesaria para seguir.
Que tu amor se funda con mi alma en un sueño de melancolía.
Y que tus ojos me lleven por el camino en el que pueda hallarte.
Te amaré por siempre... y la muerte será la única manera
De reunirme contigo nuevamente... espérame.
-HTA-

Diario II (1997)

Regálame un espacio de tu corazón lejano para que sea una parte de mi recuerdo. ¿Mentira piadosa o sólo el futuro que me dice que no sucederá? Que me advierte que deberé llevar alto el escudo para que la flecha irremediable de la realidad no me atraviese el corazón. Dime que exististe, que fue cierto.

El tiempo pasa, corre y no se detiene. No dejaré que pase que cuando te piense sea como bruma. Por eso me tatúo tu recuerdo en el alma, tu nombre, tu voz, el breve sendero que juntos recorrimos.

Sé que me queda poco tiempo antes de que inicie la tormenta. ¿Perderte otra vez es lo que debe ser? ¿Cómo debe ser? Quizás entender que lo que busco es la noción de saber que en el universo estás, la certeza al menos que un instante te tuve y te fuiste.

Inicia la tormenta de nuevo, es tiempo de caminar mientras las frías calles me esperan, cerrando este día esperando mañana otro más. Cuando me interno en la noche te llevo dentro como un pedacito de arcoiris, como un pedacito de pan que atesoro y que, cuando tengo hambre, devoro despacio para deleitarme de tu recuerdo, para borrar mi lamento...