enero 12, 2010

Mi Tango..

El contigo y el sin ti se convirtió en un péndulo que acelerábamos con Vodka y retardábamos a la luz de domingos, porque en domingo nada es lo mismo que en lunes y olvidamos siempre las postales de sábado, inundadas perpetuamente por las cloacas.

En domingo, por no equivocarnos de nuevo, dejamos que el oxigeno escapase por las tuberías rojas en vez de insuflárnoslo boca a boca y a pesar del sístole y diástole, invariablemente proporcional a la distancia entre nuestros cuerpos, pusimos los crespones en las banderas, guardando el luto sabiendo que, a pesar de todo, no hay tierra suficiente para tapar el camino entre nuestras manos.

Lo nuestro apuntaba a certeza, a pesar del miedo que me daba escalar tus ojos, mirarlos de cerca, beberlos sin aditivos. A pesar de que te mordieras las uñas hasta hacerte sangrar. Subiendo, subiendo, nos descubrimos demasiado alto (lejos de las rodillas) para un salto sin paracaídas.

Precisamente para bajar sin prisas, te quedaste agarrado de mi collar, en el balanceo de mis senos mientras nos acunábamos los sábados (nunca más tarde de las doce). No queriendo mirar más allá, más acá (junto con la estantería de los trofeos oxidados de errores), un poco más acá, hasta injertarnos en piel y empañarnos el cielo de la boca, nos dejamos hacer con la única prohibición de no escribir un te quiero ni a base de arañazos.

Aún sin uñas, escarbamos parapetados bajo cuervos la fosa común (donde no vivimos para contarlo) aunque ni a cal viva nos borraremos de los huesos.

No hay comentarios: