enero 27, 2010

=)



Estornudo de tanto enamoramiento que llevo dentro.

Me escuecen los ojos y tengo la nariz roja.

Mi lado torturado se venga así de mi propia felicidad.

¿Que qué suerte tengo?

No! Me niego! Me niego a la suerte!

Siempre se lo digo a Alejandro:

No es suerte, es merecido.

Fuimos a esos bares de moda en los que Alejandro dice

nunca haber estado de moda, ni ganas,

pero que ahora es diferente porque va conmigo

y conmigo todo es nuevo, hasta el rito más antiguo.

Se abre el mundo como a Ali Babá, la cueva.

Lo malo son los ladrones... –dice.
Y que ojalá pudiera volver a atrás para protegerme
de todos los ladrones de mirada turbia
que durmieron en mi cama.

Él llevaba saco y jeans negros
y yo me sentía así la más afortunada del planeta,
como en un sueño de ojos abiertos.
Lo quiero para mí siempre.

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