Amé. Lloré. Reí. Forjé planes (y planos) a golpe de ilusión. Dibujé una casa para ambos con geranios en las ventanas y una puerta siempre abierta. Recogí con las manos los escombros que estorbaban para alzarla, los tuyos y los míos, e incluso alguna vez los que los demás iban arrojándonos por encima de la verja. Me esforcé en construirla ladrillo a ladrillo. Descarté el adobe y la madera, no fuera a ser que viniera el lobo y soplara y soplara hasta derribar el más precioso de nuestros momentos.
Tanto temer a la terrible fiera y al final los que no supimos sostenernos fuimos nosotros.
Pero amé. Y lloré. Y reí.
14.09.08 - 14.02.09
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