marzo 20, 2010

Nece(si)dad?

Atravieso, cruzo, paso, rompo, quiebro, arraso... no quiero tener nada que ver con ese humo que sale de aquel destrozo, pero me temo que está formando mi nombre con su blanca-grisácea textura. Delatándome. Delatando mi carácter.

Odio la palabra "fuerte". Suena mucho mejor, sin duda, "putrefacto". Pero mi carácter tampoco es así. Sin embargo, prefiero denominarlo putrefacto antes que fuerte. Cuánta maldad y cuánta mentira hay detrás de la supuesta fuerza. Y el claro ejemplo de esta mentira, soy yo.

De momento, dejo tontamente que traces mi rostro, mi cuerpo, con una pluma. Pero sin ignorar el hecho de que seguimos rodeados de paredes que fueron, y son, testigos de los gemidos de tus amantes. De los celos que guardo entre esas mantas húmedas. Teniendo la certeza de que volveré a caer una y otra vez. Porque no entiendo de fuerza de voluntad ni aún siendo consciente de su necesidad para mitigar el dolor.

Creo que voy a optar por seguir jugando. A ver quién desabrocha antes los botones de la ropa del otro...

Algún día me quebraré. Lo sé. Ya pasó más veces. Pero las ganas me pueden. Y sigo sin saber dónde está el límite entre el deseo y el sufrimiento. Quizás, seguramente, prefiera sufrir y cumplir mis caprichosos deseos que dejar de sentir punzadas en la boca del estómago y quedarme sin un bocado de ti.

No me atrevo a llamarlo vicio. Sí obsesión. No necesidad. ¿Estoy atravesando otra etapa de mono? ¿Acaso es que Fa no puede desengancharse de sus libidinosas drogas? No. Porque siguen siendo suyas. Pese a quien le pese. Aunque a ella misma le pese.

Así que hincaré sentimientos, rabias y remordimientos en una estaca lo suficientemente alta como para no alcanzarla en mucho tiempo. Y dejaré volar escupitajos, libertinajes y experiencias. Creo que me empalaré. Y volveré a dejar que juegues conmigo a tu antojo.

Mi Humbert...

No hay comentarios: