marzo 24, 2010

Diario (1997)

Sentada, bajo la tormenta que no amaina, me atormento a mí misma con tu recuerdo. bajo estas interminables líneas que no leerás, en las ocasiones en que a veces te detesto porque no entiendes lo que soy, en otras te vuelves lo único que tengo.

Desearía no haberte perdido, porque en cada una de ésas ocasiones siempre termino extrañándote....

Quizás he pensado que no debo acercarme a ti, pues mi destino en caos eterno te atraparía. Quizás decidí no decepcionarte por completo porque al parecer, todas las cosas hermosas que quiero, son destruidas por el olvido, el dolor y el miedo.

Y es cuando comprendo que no existe la felicidad, porque no hay abismo más grande: tú vives en tu mundo de calma, yo busco mi mundo en tornado; tú sonríes los días de primavera, yo dibujo mi sombra triste en el otoño...

Inevitable, incambiable.... como tratar de detener el tiempo que, en su cauce, nos conduce irremediablemente al olvido y al fin. Vuelan hojas al lado de mi sombra que no se olvida nunca de dónde viene ni a dónde va. ¿Lágrima? ¿Cuál lágrima? Si es el rocío de la mañana, es el polvo de la ciudad contaminada. No tiene nada que ver con que no estás...

Dime ahora cómo elijo el sendero en la bifurcación... Sé que no eres tú quien debe decirme, porque en mí está la respuesta y la elección.

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