marzo 20, 2010
Ausencia...
Qué poco poder. Con qué poco poder contaba esta Lolita que ahora escribe, que por un momento llegó a pensar que besar el cielo contigo no era tan utópico.
Cuando mordías mis dedos mientras hablábamos del halo de extrañeza que te rodea, me sentí intensa. Feliz. Con un desconocido que yacía en una cama húmeda y solitaria.
No eres tan mayor. O quizás yo, no sea ya tan pequeña.
Algún día volveré a verte. Me sonrojaré pensando en esas palabras tan elegantes, tan profundas e intensas... te miraré a los ojos tratando de buscar algún gesto familiar. Como no lo conseguiré, me iré con mis mejillas encendidas a buscar otra copa, en algún otro bar, lejos de aquel en el que te vigilaba y lejos también de aquel en el que te conocí. Lejos, en fin, de mi pasado más reciente.
Trataré de escapar en vano de ése que algún día fue un mentor mentiroso. Una deliciosa mentira. Una estafa momentánea que dio el alto a una nueva yo. Peligrosa deslenguada que practica incesantemente para no decepcionarte si es que algún día encuentras esa venda con la que tapar mis ojos; para que estos no puedan ver todo aquello que quieres hacer. Todo aquello que quieres experimentar. Conmigo. Tu Lolita. Tu Fabiola... Tu Eva...
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